En el sur de Mesopotamia, durante la cultura de Uruk a finales del IV milenio a.C., se estableció un sistema económico que vinculaba la región con su periferia, más rica pero menos desarrollada. Las gentes de Uruk llevaron a cabo una expansión colonial hacia las llanuras del suroeste de Irán (Susa) y fundaron enclaves estratégicos en las rutas de comunicación de los altiplanos del norte de Mesopotamia (Asiria y sureste de Anatolia).

Este proceso de interacción puso en contacto a la primera civilización urbana conocida en la historia con regiones subdesarrolladas, estableciendo un intercambio desigual que sentó las bases del nacimiento del poder. La centralización política, la integración socioeconómica y la diáspora colonial se convirtieron en las caras de una misma moneda en esta etapa.

Un nuevo enfoque sobre los orígenes del Estado, basado en la lectura innovadora de la documentación arqueológica más reciente, ha sido elaborado por uno de los principales expertos en la formación de la civilización sumeria. Este libro incluye un capítulo especial para la edición castellana, donde se actualiza la información arqueológica obtenida en los últimos años en el Próximo Oriente.

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