SER HOMBRE Y SER POETA
Cuentan que Franco Loi (Génova, 1930), cuando llegó a Milán con tan solo siete años, se encontró inmerso en un entorno donde el dialecto era la lengua predominante. Este dialecto era el que se escuchaba en las calles, en los cafés, en el trabajo. Para Loi, el dialecto no era solo una emulación de la tradición poética milanesa, sino que formaba parte de su educación vital y sentimental.
El dialecto se convierte en la vía que el poeta utiliza para distanciarse críticamente de la tradición en lengua italiana y adquirir su propio tono. A través del ritmo contundente de las palabras milanesas, Loi logra hilvanar historias cargadas de sentimiento y sentido. Crea un milanés expresionista y exuberante, un híbrido vivo que en muchas ocasiones difiere de la grafía de los diccionarios.
La poesía de Loi se enriquece con neologismos y voces de otros dialectos, generando una riqueza de registros que no se excluyen, sino que se superponen. La sintaxis se altera entre la elipsis y el énfasis, en función de los vigorosos endecasílabos que reflejan el conflicto entre el hombre y la realidad.
Según explica Loi, el poeta «nota» y luego «anota» lo que ve. Al igual que los enamorados, presta especial atención a las cosas que le rodean, dando testimonio del mundo y de su orden (o de su falta de orden).
E. M.
Reviews
There are no reviews yet.