La obra de Sigmund Freud ha dejado una huella indeleble en la historia de las ideas, alimentando numerosas disciplinas y áreas del conocimiento. Sus trabajos, publicados hace más de un siglo, continúan siendo leídos y estudiados con seriedad por personas de todo el mundo. A pesar de los intentos de banalizarlos o incluso rechazarlos con gran virulencia, el legado de Freud ha sobrevivido, lleno de entusiasmo y planteando preguntas de gran relevancia.

Reconocer este legado implica considerar una dimensión humana en la que la cuestión del control, la transparencia, la felicidad y el bienestar se enfrentan a paradojas que el inconsciente y el deseo ponen en juego. En medio del embate de corrientes terapéuticas que simplifican e intentan eliminar la palabra y el sujeto del deseo, es más necesario que nunca poner en perspectiva lo que Freud intentó destacar. Su legado se sostiene como una gran advertencia tanto clínica como ética: en contra de la vía de la repetición que sumerge al sujeto en interminables falacias de bienestar y concluye en una frustración redundante, se encuentra el descubrimiento del deseo y los modos paradójicos de satisfacción que marcan nuestra propia singularidad.

Este libro es resultado de un esfuerzo solidario y compartido entre universitarios con diversas formaciones e itinerarios. Su objetivo es construir espacios comunes que permitan conmemorar la historia y poner en justa perspectiva el alcance y la pertinencia del legado de los grandes pensadores. Freud comprendió la importancia de celebrar la vida en su totalidad, con todo el dolor y la alegría que conlleva. Lo hizo con la lucidez de quien reconoce sus raíces y descubre lo que le precede. Celebrar su 150º aniversario implica también celebrar la cultura, recordando tanto sus mayores logros como sus rutas más temibles.

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