En un pasado tumultuoso, la Rosa de Foc ardió en rebelión, manteniendo viva la llama de la protesta. En medio de este clima de agitación latente, surge el Noi del Sucre, quien llega a Barcelona desde su Lleida natal para unirse a la lucha por los derechos sociales a través de su militancia en la CNT. Salvador Seguí comprendió que la lucha debía abarcar todos los frentes, incluyendo desde la respuesta armada contra el pistolero de la patronal y la burguesía hasta la batalla de las ideas.

Trágicamente, los matones del Sindicat Lliure lo abatieron a tiros en plena calle, protegidos por una alianza entre la patronal, el gobierno y la derecha política. No pudieron soportar el triunfo de la Vaga de la Canadenca, que proclamaba: 8 horas de trabajo, 8 horas de ocio, 8 horas de descanso. Porque las victorias no son eternas, al igual que las derrotas, aún debemos velar por los derechos sociales hoy en día.

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