Roald Amundsen

Roald Amundsen

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    AL POLO NORTE EN AVION

    La expedición polar de Amundsen: una historia de supervivencia y éxito

    Roald Amundsen y su equipo emprendieron un arriesgado vuelo sobre la banquisa polar con el objetivo de alcanzar el Polo Norte en avión en 1925. A pesar de no lograr su meta, lograron sobrevivir durante cuatro intensas semanas en medio del hielo mientras preparaban una pista de despegue.

    Esta expedición, que fue el sexto intento de Amundsen por llegar al Polo Norte, se convirtió en una historia de supervivencia con un final feliz. A pesar de las adversidades, Amundsen demostró ser un hábil superviviente cuyas contribuciones al conocimiento de las regiones polares perduran hasta hoy en día.

    Algunos podrían considerar que el hecho de pasar más de cuatro semanas atrapados en el hielo constituyó un fracaso, pero en nuestra opinión, una expedición en la que todos regresan a salvo no puede ser considerada como tal.

    Amundsen, conocido por descubrir el paso del noroeste y ser el primero en pisar el Polo Sur, ilustra el refrán «Sobrevive hoy y podrás luchar mañana». En su siguiente expedición en dirigible, logró conquistar los polos, demostrando una vez más su valentía y determinación.

    Quienes conocen la vida de Amundsen aprecian su peculiar enfoque desde la infancia, donde ya mostraba una pasión por las tierras polares. Su preparación meticulosa, combinada con sus conocimientos de medicina y su experiencia con los esquimales, le permitieron sobrevivir en las condiciones más extremas.

    Lamentablemente, la fatalidad golpeó a Amundsen en 1928, cuando su avión se estrelló durante una expedición de rescate al dirigible Italia. A pesar de este trágico final, su legado como explorador y su espíritu pionero perduran en la historia de las expediciones polares.

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    AU-DESSUS DU PÔLE NORD EN DIRIGEABLE (edición en francés)

    Un relato cautivador y detallado, por aquellos mismos que lo vivieron arriesgándose a las brumas, las fallas en la radio y la navegación a la estimación. #aventurepolaire #pôlenord

    Al abrir este libro, entrarás en mayo de 1926 para vivir setenta horas de vuelo, casi sin dormir, en la cabina de un dirigible que atraviesa por primera vez la capa de hielo ártica, desde Spitzberg hasta Alaska, pasando justo por encima del Polo Norte.

    Al mando, el noruego Amundsen y el italiano Umberto Nobile. Un relato cautivador y detallado, por aquellos mismos que lo vivieron arriesgándose a las brumas, las fallas en la radio y la navegación a la estimación.

    En mayo de 1926, el dirigible Norge despega desde Spitzberg, llevando a bordo a dieciséis hombres liderados por Roald Amundsen, quien había dirigido quince años antes la primera expedición en llegar al Polo Sur. Esta vez, su objetivo es llegar al Polo Norte por vía aérea.

    Porque Amundsen también tenía otro objetivo: sobrevolar la parte completamente inexplorada de la banquisa, desde el Polo hasta el estrecho de Bering, para confirmar la existencia o no de tierras desconocidas en esa zona, una tarea que también llevó a cabo con éxito.

    Este libro, publicado por primera vez en 1927, está escrito por Amundsen, pero también, en varias voces, por sus compañeros de aventura, el piloto y navegante Riiser-Larsen, el mecenas Ellsworth, así como el radio y aquellos que prepararon el viaje, condujeron el aerostato desde Roma hasta Spitzberg a través de Francia, Inglaterra, Noruega y Leningrado, aquellos que construyeron el inmenso hangar durante los meses de noche polar, y aquellos que, casi sin dormir durante tres días, tiritando en su cabina, aferrados a sus sextantes y auriculares, adentrándose en los bancos de niebla y viendo cómo el hielo se acumulaba en su aparato como un peligro mortal, vivieron, y te harán revivir, una de las expediciones más asombrosas de todos los tiempos.

    Roald Amundsen
    Borge, Noruega, 1872
    En algún lugar del Mar de Barents, 1928

    ¿Fue Roald Amundsen el primero en llegar exactamente al Polo Norte? Algunos lo creen, teniendo en cuenta la calidad de sus instrumentos y su medio de transporte, el dirigible, que favorecía la precisión de sus mediciones.

    -En 1898, a los 25 años, uno de los primeros en pasar el invierno en la Antártida, a bordo del Belgica, atrapado en el hielo.

    -En 1906, el primero en cruzar el Paso del Noroeste después de un viaje de tres años.

    -En 1911, el primero en alcanzar el Polo Sur.

    -En 1918-1920, el segundo (después de Nordenskjöld) en cruzar el Paso del Noreste a lo largo de la costa de Siberia, desde Oslo hasta Nome, en Alaska. Siendo así, el primer hombre en haber cruzado ambos Grandes Pasajes.

    En 1926, por lo tanto, después del primer intento en avión en 1925, el primero en cruzar por el Polo el océano y la capa de hielo ártica en su totalidad, el primero en el Polo de Hielo, a bordo del dirigible Norge, junto a Riiser-Larsen, Wisting, Ellsworth, el constructor del Norge, el italiano Umberto Nobile, y otros once miembros del equipo.

    Amundsen, el hombre que se suponía que se retiraría después del vuelo del Norge, y después de su desacuerdo con Umberto Nobile, siempre las disputas por la paternidad de los primeros lugares. Pero Amundsen que

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    POLO SUR: RELATO DE LA EXPEDICION NORUEGA A LA ANTARTIDA DEL FRAM (1910-1912) (3ª ED.)

    Polo Sur, Relato de la expedición noruega a la Antártica del Fram, 1910–1912, de Roald Amundsen

    Nueva edición ampliada, Introducción de Liv Arnesen, primera mujer en el Polo Sur

    Amundsen, llegó, vio y venció…

    Pero su hazaña en el Polo fue ensombrecida por un enfermizo sensacionalismo que glorificó y encumbró a un perdedor incompetente: el capitán Scott, cuya expedición, víctima de una incontable sucesión de decisiones erróneas, acabaría inútilmente con su vida y con la de sus cuatro compañeros.

    Sin duda, la prensa ganó antaño la carrera del morbo pero, hoy día, la historia reconoce el suicidio de Scott y el impecable estilo de Amundsen, cuya planificación evaluó y previó hasta el más mínimo detalle…

    Considerado insensible y calculador por su «cómoda victoria» frente al hielo, el lector descubrirá en esta amena narración, no exenta de cierto sentido del humor, que esta imagen no podría estar más lejos de la realidad:

    Amundsen era un enamorado de las tierras polares, y todos sabemos que los enamorados no son insensibles ni calculadores. Como también sabemos que no todo el mundo comprende a los enamorados.

    «Querido comandante Scott:

    «Como Vd. será probablemente el primero en llegar aquí después de nosotros, ¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al Rey Haakon VII de Noruega?

    «Si los equipos que hemos dejado en la tienda pueden serle de alguna utilidad, no dude en llevárselos.

    «Con mis mejores votos.

    «Le deseo un feliz regreso.

    «Sinceramente suyo» Roald Amundsen

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    SOBRE EL POLO NORTE EN DIRIGIBLE

    Una hazaña digna de la mejor ficción, así se podría describir el final feliz de la expedición que atravesó el polo Norte en el aire durante setenta horas de vuelo. No solo desde el punto de vista aeronáutico, sino también desde el punto de vista de la navegación sin referencia de tierra y la orientación por radio indicador.

    El relato verídico de esta increíble travesía nos sorprende por su narración sorprendentemente bien dosificada. Cada detalle, cada desafío enfrentado, nos sumerge en una historia que parece sacada de la imaginación de los mejores escritores.

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