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(PE) FAMILIA NO HAY MAS QUE UNA Y EL PERRO LO ENCONTRAMOS EN LA CALLE
Aquí tenemos a los personajes principales de este entrañable retrato familiar:
La madre: esa mujer que pasa la mayor parte del día en bata, con macarrones gordos amados «rulos» en el cabello. Se presenta como víctima y su frase favorita es: «¡Me tenéis hecha una esclava!».
El padre: a menudo es un señor, a veces lleva gafas, aunque no es indispensable. Conduce el coche y contribuye en la educación de los hijos con frases como: «¡Te voy a dar un guantazo que vas a ver las estrellas!».
El tío pesado: siempre aparece en casa cuando uno menos se lo espera, generalmente a la hora de comer. Es difícil esquivarlo, pues es un experto en acosar y derribar a los parientes.
El perro: una especie de animal utilizado como saco de patadas por los niños cuando están enfadados, y por la madre para tropezar cuando viene de la cocina con la sopera.
Una obra para leer junto al calor del fuego, rodeado de tus seres queridos, porque ya sabes que la familia que lee unida, permanece unida. Sobre todo si solo tienen un ejemplar de este libro.
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(PE) FAMILIA NO HAY MAS QUE UNA Y EL PERRO LO ENCONTRAMOS EN LA CALLE
En este hogareño retrato de familia, encontramos a varios protagonistas. Uno de ellos es la madre, esa mujer que pasa la mayor parte del día en bata y lleva en el cabello unos macarrones gordos amados «rulos». Ella ejerce de víctima y su frase favorita es: «¡Me tenéis hecha una esclava!».
Otro protagonista es el padre, quien frecuentemente es un señor. A veces lleva gafas, aunque no es indispensable. Él conduce el coche y contribuye a la formación de los hijos con dichos como: «¡Te voy a dar un guantazo que vas a ver las estrellas!».
También está el tío pesado, quien tiene la virtud de presentarse en casa cuando menos se lo espera uno, casi siempre a la hora de comer. Resulta difícil esquivarlo, porque es un especialista en el acoso y derribo del pariente.
No podemos olvidarnos del perro, esa especie de animal que sirve para que los niños le den patadas cuando están cabreados y la madre tropiece con él al venir de la cocina con la sopera.
Esta obra es perfecta para leer al calor de la lumbre, rodeado de los seres queridos, porque ya se sabe que la familia que lee unida, permanece unida. Sobre todo si solo posee un ejemplar de este libro.
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(PE) FAMILIA NO HAY MAS QUE UNA Y EL PERRO LO ENCONTRAMOS EN LA CALLE
Aquí te presento a los personajes principales de esta entrañable imagen de familia:
La madre:
Es esa mujer que pasa la mayor parte del día en bata y lleva en el cabello unos macarrones gordos amados «rulos». Ejerce de víctima y su frase favorita es: «¡Me tenéis hecha una esclava!«.
El padre:
Frecuentemente es un señor. A veces lleva gafas, aunque no es indispensable. Conduce el coche y contribuye a la formación de los hijos con dichos como: «¡Te voy a dar un guantazo que vas a ver las estrellas!«.
El tío pesado:
Tiene la virtud de presentarse en casa cuando uno menos se lo espera, casi siempre a la hora de comer. Resulta difícil esquivarlo, porque es un especialista en el acoso y derribo del pariente.
El perro:
Especie de animal que sirve para que los niños le den patadas cuando están cabreados y la madre tropiece con él al venir de la cocina con la sopera.
Esta obra es perfecta para leer al calor de la lumbre, rodeado de tus seres queridos, porque ya sabes que la familia que lee unida, permanece unida. Sobre todo si solo posees un ejemplar de este libro.
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(PE) FAMILIA NO HAY MAS QUE UNA Y EL PERRO LO ENCONTRAMOS EN LA CALLE
¡Descubre a los personajes que protagonizan esta divertida escena familiar! La madre, aquella mujer que pasa sus días en bata, con macarrones gordos en su cabello a modo de «rulos». Siempre se presenta como la víctima con su frase predilecta: «¡Me tienen hecha una esclava!».
El padre, un hombre que a menudo lleva gafas, aunque no es imprescindible. Es el encargado de manejar el coche y educar a los hijos con frases como: «¡Te voy a dar un guantazo que verás las estrellas!».
El tío pesado, experto en aparecer en el momento menos oportuno, sobre todo a la hora de la comida. Es todo un maestro en importunar a los familiares sin descanso.
El perro, una criatura que los niños utilizan para desahogarse dándole patadas y la madre tropieza con él al salir de la cocina con la sopera en las manos.
Una obra perfecta para disfrutar junto a tus seres queridos junto a la chimenea, ya que como se dice, la familia que lee unida, permanece unida. Especialmente si solo poseen un ejemplar de este libro.
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A CIEN MILLAS DE MANHATTAN
Apenas a cien millas de Manhattan se encuentra una América distinta y sorprendente, llena de héroes anónimos. Es en este lugar donde John Raucci, apretando los cordones de sus zapatillas, se prepara para una carrera que no será la más difícil de su vida. Steve Mosto, un músico de vocación, también se prepara cada mañana desde hace más de veinte años para adentrarse en los dominios del vapor, en el subsuelo de la Gran Manzana.
A cien millas de Manhattan, el paso de las estaciones acompaña la pesca del salmón, el rumiar de los bisontes en las inmensas praderas, la voz poderosa de los osos, las barbacoas al aire libre y las calabazas de Halloween. El olor de la madera y la melodía del hacha sobre el tronco del arce centenario intensifican el ritual de la recogida del sirope.
En este mismo lugar, el recuerdo de miles de esclavos que aprovecharon el silencio de la noche para buscar la libertad aún permanece. Apenas a cien millas de distancia, podemos contemplar una América diferente y sorprendente, llena de héroes anónimos.
Guillermo Fesser describe con maestría, rigor y un finísimo ritmo literario el entramado humano que sostiene uno de los países más poderosos del planeta. Nos hace llegar los aromas, los colores y los sabores más personales de esta tierra abrumadora y bella que, por encima de los tópicos, se alza como un territorio encantador y lleno de rituales que nos muestra su cara más auténtica.
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