En el año 1629, en Huesca o Barcelona, La Venganza de la lengua española fue publicada por primera vez. Su autor, bajo el seudónimo de «Juan Alonso Laureles», critica de manera contundente el Cuento de cuentos de Francisco de Quevedo, mientras se mofa de sus defectos físicos y censura su estilo burlón e irreverente. Esta obra, que ha permanecido en la sombra, fue rescatada en 1932 por Luis Astrana Marín, quien la incluyó en un apéndice de las Obras completas del mencionado autor. Aunque loable, la labor de Astrana carece del rigor necesario para el siglo XXI. Ochenta años después, se presenta una edición crítica de La Venganza de la lengua española, con anotaciones y un estudio introductorio que buscan enriquecer la comprensión de la obra y su contexto.

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