Mohamed Limmigri, un inmigrante marroquí, está a punto de jubilarse después de pasar años desempeñando diversas tareas en una fábrica de automóviles francesa. La idea de dejar el trabajo le causa un malestar difuso. Es el momento de hacer un balance de toda una vida, también es la hora de las desilusiones.

Hombre moderado, paciente y anónimo, musulmán piadoso y buen trabajador, sin ambiciones y sin estudios, llegó a Francia cuarenta años antes con su Corán pegado al corazón, su única identidad. Recuerda cómo tuvo que adaptarse a un país que no era el suyo y en el que se apreciaba una preocupante intolerancia xenófoba.

Reflexiona sobre el equilibrio y la serenidad que encontró en la religión islámica, y cómo esta se ha degradado en desviaciones fanáticas y violentas. Pero sobre todo lamenta que su familia se haya desestructurado y no haber sabido educar a sus hijos para que no perdieran sus raíces culturales y religiosas.

La afligida nostalgia del pasado lo lleva a regresar a su aldea natal con el objetivo de construir una gran casa donde pueda reunir a su familia. Pero el retorno será muy diferente de lo que imaginaba.

Tahar Ben Jelloun despliega en El retorno todas sus cualidades narrativas, entremezclando el monólogo interior con su sentido del detalle, para sumergirnos en la piel de Mohamed. En sus pesares como hombre resignado a su destino en el ocaso de sus días, que aún así no deja de aferrarse a un viejo sueño. El resultado es una novela emotiva que nos llegará al corazón.

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