OFELIA, ¡A COMER!
En los tiempos prehistóricos, vivía una niña llamada Ofelia. A diferencia de sus antepasados, ella no quería seguir la tradición de comer carne. Para su padre, un valiente cazador, esto resultaba incomprensible. No entendía cómo su hija podía considerar a los animales sus amigos y negarse a comerlos. Este desacuerdo generaba tensiones en su relación y un compromiso era inevitable.
Ofelia y su padre, enfadados el uno con el otro, decidieron salir por separado en busca de alimentos que pudieran agradar al otro. El padre se adentró en la selva, confiado en su experiencia como cazador. Por otro lado, Ofelia exploró los alrededores del río, esperando encontrar frutas y vegetales.
Ambos se enfrentaron a situaciones peligrosas debido a su falta de experiencia en la búsqueda de alimentos alternativos. El padre se encontró con un feroz mamut que lo persiguió por el bosque, mientras que Ofelia se topó con una serpiente venenosa en su intento por recolectar bayas.
Después de superar estos peligros, Ofelia y su padre se dieron cuenta de la importancia de respetar las decisiones y los sentimientos del otro. Comprendieron que la diversidad de gustos y creencias en la alimentación era algo valioso y que debían encontrar un equilibrio. A partir de ese momento, comenzaron a explorar juntos nuevas opciones de alimentos que pudieran satisfacer a ambos y respetar sus valores.
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