El relato que nos presenta Jesús Ferrero es verdaderamente fascinante. Nos sumerge en una sensación de misterio que nos atrapa desde el principio. En esta historia, Segalen, un médico francés, ansía experimentar un acontecimiento que marcará su vida. Para ello, decide adentrarse en la China profunda, en busca de sus raíces y de un nuevo horizonte cultural.

Segalen comprende que, para entender verdaderamente una cultura, es necesario estudiar su estatuaria. Las esculturas son una ventana al alma de un pueblo, su forma de expresión más pura. Por ello, el protagonista se embarca en la misión de presenciar el nacimiento del Imperio chino a través de estas obras de arte.

Su objetivo es encontrar una escultura de la época del Primer Emperador, un período histórico que se remonta al 260-210 a.C. Segalen está convencido de que la presencia de una sola escultura de esta época será suficiente para desencadenar un torrente de conocimiento y comprensión de toda una era.

Esta búsqueda nos recuerda a la famosa magdalena de Proust, que despierta los recuerdos y emociones más profundos. De la misma manera, Segalen confía en que este único objeto desvelará todo el universo de los Guermantes, revelando la grandeza y la evolución de la civilización china.

En resumen, el relato de Segalen nos sumerge en un viaje lleno de misterio y descubrimiento. A través de las esculturas y su comprensión de la cultura china, el protagonista busca encontrar un acontecimiento que transformará su vida para siempre.

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