La Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas, programada para 1911, se llevará a cabo en París en 1925 debido a la tensa situación política y a la Gran Guerra. Concebida como una exposición vanguardista, finalmente se convirtió en una manifestación que evaluó la evolución de las artes decorativas durante el primer cuarto del siglo XX.

A las corrientes internacionales del Art Nouveau, las décadas de 1910 y 1920 opusieron un retorno a la tradición nacional, al mismo tiempo que se inspiraban en los movimientos artísticos contemporáneos: los colores orientales de los Ballets Rusos, las formas estéticas del arte negro, el cubismo y el suprematismo.

La Exposición de 1925 reflejó las numerosas tendencias de la época: la de los contemporáneos que se nutrían de la tradición de la ebanistería de alta calidad destinada a una élite, como Ruhlmann, Groult, Süe y Mare; la de los modernos que trasladaban su entorno diario al arte, como Chareau y Dunand; y finalmente, la de los innovadores que reflexionaban sobre su papel social y utilizaban las nuevas posibilidades técnicas, anunciando así la creación de la Unión de Artistas Modernos en 1929.

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