Olivier Ameisen tenía todo para ser feliz: un prodigio de una talentosa familia, bachiller a los dieciséis años, pianista excepcional, brillante cardiólogo. Se trasladó a Nueva York a principios de los años 80 y su carrera médica y académica despegó de inmediato. Pero detrás de este personaje carismático se esconde un gran ansioso. Desde la infancia, Ameisen ha sido atormentado por profundos sentimientos de inseguridad e inadecuación. En Nueva York, esta ansiedad explota y se vuelve incontrolable, y lo único que le permite aliviarla es el alcohol.

La historia continúa: Ameisen cae en la bebida. A finales de los años 90, regresa a Francia. El excepcional cardiólogo, el brillante pianista, ahora es solo una sombra de lo que era, tambaleándose de borrachera en borrachera, alternando entre desintoxicaciones y reuniones en Alcohólicos Anónimos.

Sin embargo, contra todo pronóstico, este hombre está curado desde hace casi cinco años, libre incluso del deseo de beber. Porque tomó las riendas de su destino cuando todo parecía perdido, porque nunca dudó de que encontraría un tratamiento eficaz, terminó haciendo un descubrimiento revolucionario por sí mismo: el medicamento que le salvó la vida y ya está revolucionando el tratamiento del alcoholismo y la adicción en general.

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