Desde sus raíces paternas, el artista Miguel Ángel Domínguez ha mostrado un gran interés en mantener una estrecha conexión con la poesía y los poetas. En el año 2011, después de haber restaurado una casa del siglo XVIII en Alberite de San Juan, decide utilizarla como espacio para la proyección artística y la preservación de su obra, así como para dar cabida a la exhibición de otros artistas y escritores.

En ese contexto, con la imponente sombra del Moncayo como telón de fondo, nace la serie que da forma a este libro: Las tentaciones de San Juan del río Huecha. Estas tentaciones tienen como protagonista al santo, quien posiblemente sea un alter ego del propio artista. Cabe destacar que se trata de San Juan Evangelista, sospechando Miguel Ángel que este sea el San Juan que da nombre al pueblo.

Apostol Juan Evangelista es reconocido por ser el autor del último libro del Nuevo Testamento, El Apocalipsis o Libro de las Revelaciones, una obra hermética que combina un lenguaje lleno de imágenes impactantes. En respuesta a esta idea, Domínguez crea una serie de láminas en tinta china donde San Juan se despoja de su hábito espiritual, de su papel de consejero y consolador, y se muestra desnudo como el hombre, tentado por el demonio, revelando sus debilidades, su condición humana y sus inclinaciones hacia la lujuria y la tendencia homosexual, dejándose seducir por lo maldito.

El lenguaje pictórico adquiere así otro matiz, lleno de acidez, irreverencia, lascivia y una profunda exploración de los abismos del alma humana. En respuesta a este panorama, los poetas se unen a la tentación que les ha sido entregada, cada uno a su manera.

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