Desde tiempos antiguos, el ser humano ha cultivado los granos leguminosos. Su alto contenido de proteínas los convierte en un complemento esencial tanto en la dieta humana como en la de los animales domésticos. Los agricultores descubrieron que el cultivo de leguminosas enriquecía el suelo mucho antes de conocerse la existencia del agente responsable de este fenómeno, convirtiéndolas en componentes indispensables en la agricultura.

Sin embargo, en tiempos más recientes, la superficie cultivada de leguminosas ha disminuido considerablemente, lo que ha causado una erosión genética importante. Las razones detrás de este declive son complejas, al igual que las soluciones, debido a las condiciones en las que se desarrolla la agricultura actual. En la actualidad, solo unas pocas especies dominan el mercado mundial, en detrimento de muchos cultivos perfectamente adaptados a ambientes regionales específicos.

A pesar de esto, las leguminosas siguen siendo fundamentales en la agricultura, especialmente cuando se busca la sostenibilidad, y especialmente en la agricultura ecológica. Sin embargo, deben adaptarse a nuevas necesidades, alejándose de la falta de atención que la agricultura «tradicional» solía recibir y que ahora no puede considerarse como «atrasada». Deben tener rendimientos competitivos y cumplir con todas las características exigidas en cualquier tipo de agricultura moderna. Es evidente que esto requiere un conocimiento que va más allá de los conocimientos tradicionales.

Este volumen es una contribución a ese conocimiento. En él se analizan de manera realista las posibilidades de los granos leguminosos, tanto en el campo como en la política agraria de la Unión Europea.

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