En un mundo donde prevalece la manipulación del lenguaje y la simplificación de la realidad, es mejor tomar en cuenta lo que escribió Johann Wolfgang von Goethe en Poesía y verdad, a saber, que «el suicidio es un hecho que forma parte de la naturaleza humana. A pesar de todo lo que se ha dicho y hecho sobre él en el pasado, cada uno tiene que enfrentarlo desde el principio y en cada época debe replantearlo». Sea como sea, estamos a tiempo de proponer a la Academia de la Lengua Asturiana que incluya en una nueva edición del diccionario esta entrada: «avestruz, la: sust. Ave del género Struthio [de tamaño muy grande y patas largas, abundante en Asturias]».

Componer una muerte resume una obra que, aunque no hace ninguna apología, combina acción y determinación, pero también aceptación y solución. No se sientan pecadores ni criminales por leer para pensar y hablar con claridad, sin dudas, sin limitar ni su comprensión ni sus opciones para abordar el tema del suicidio con seriedad.

La lectura de este diario implica buscar la razón para trascender lo que es un tabú social y evitar que nos encasillen en un campo maniqueo donde la elección y la responsabilidad son estigmatizadas y donde la represión impide la reflexión en voz alta, porque tendemos más a condenar con el fin de eliminar (y de quitarnos) la posibilidad de entender los hechos.

En el diario de esa mujer inconformista que fue Roberta Tatafiore encontrarán literatura, memoria, amistad y crítica. Sí, todo esto. Pero si buscan polémica, la tendrán. De verdad.

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