La costa afortunada es un proyecto fotográfico personal que muestra imágenes de poblados desconocidos incluso para la mayoría de residentes. Estos espacios son lugares de resistencia al progreso, alejados de las rutas turísticas, en el límite de lo social, lo legal y lo natural, y que en muchas ocasiones ni siquiera aparecen en los mapas.

Estos asentamientos poseen una personalidad arquitectónica única y acogen un estilo de vida vinculado a lo orgánico, con un fuerte sentimiento de comunidad. Son lugares donde la simplicidad y la autenticidad se unen para crear una experiencia única y enriquecedora.

En la costa afortunada, los poblados se levantan como pequeños oasis en medio del caos y la modernidad. Aquí, el tiempo parece detenerse y la conexión con la naturaleza es palpable en cada rincón. La belleza de lo simple se revela en cada callejón estrecho y cada fachada desgastada por el paso de los años.

Explorar estos poblados desconocidos es adentrarse en un mundo paralelo, donde la vida cotidiana se desarrolla al ritmo de las tradiciones y la convivencia. La comunidad se convierte en el centro de todo, con sus calles llenas de vida, sus mercados locales y sus fiestas populares que celebran la esencia de cada lugar.

La costa afortunada es un recordatorio de la importancia de preservar la diversidad cultural y la autenticidad de los lugares. A través de este proyecto fotográfico, se busca capturar la esencia de estos poblados y darles visibilidad, para que no se pierdan en el olvido y se valorice su singularidad.

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