Según el prologuista Albert Mercadé, la recopilación de la obra de Joan Ferrer, que finalmente llega gracias a una gran retrospectiva, muestra y demuestra las artes de un pintor valiente, coherente, persistente y, lo que es más importante, comprometido con su entorno. Desde esta actitud pictórica, diversificada en la unidad de conjunto, el pintor es capaz de trascender los límites territoriales de la naturaleza que lo inspira, abriendo su obra a la comunicación universal, como afirma Albert Mercadé en su prólogo.

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