El legado de Samuel Quiccheberg en el mundo de la museología

La primera obra sobre museología, escrita en latín y publicada en Múnich en 1565 por Samuel Quiccheberg, consejero artístico de Alberto V, duque de Baviera, marca un hito en la historia de esta disciplina. Su traducción al castellano por Eduardo Fernández revela un análisis detallado de las circunstancias históricas, políticas y sociales de la Europa renacentista. Este tratado se enmarca en la labor artística del ducado de Baviera y en el impulso coleccionista de los duques del Sacro Imperio Romano Germánico.

La obra de Quiccheberg ordena y clasifica las primeras galerías de objetos preciosos con el fin de facilitar su contemplación, estudio e investigación. A lo largo de más de cuatro siglos, este legado ha perdurado, sentando las bases de la museografía moderna, los métodos de almacenamiento y conservación de objetos, y el desarrollo del coleccionismo actual.

Un compendio de imágenes y objetos que abarca todas las ramas del conocimiento humano, donde convergen las artes, la tecnología, la política, la sabiduría y las ciencias en igual medida. La obra de Quiccheberg es un testimonio imperecedero de la importancia de preservar y catalogar el patrimonio cultural para las generaciones futuras.

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