El papa nos habla en su tercera encíclica de una fraternidad universal, abierta a todos. Nos propone una fraternidad sin fronteras de idioma, cultura o religión, tomando como referencia a san Francisco. En su obra «Fratelli tutti», el pontífice denuncia la falta de solidaridad y la indiferencia que prevalecen en la sociedad actual. Destaca la importancia de promover el diálogo y la cooperación entre todos los seres humanos, independientemente de sus diferencias. Además, invita a reflexionar sobre la construcción de un mundo más justo y equitativo, basado en el respeto mutuo y en el amor al prójimo. Es un llamado a la unidad y a la construcción de la paz, en un mundo marcado por divisiones y conflictos.

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