El cerebro, a pesar de representar menos del 2% del peso de nuestro cuerpo, consume siempre un 20% de la energía de nuestro organismo. Este consumo debe mantenerse constante para un rendimiento óptimo. El grado de consumo depende del tipo de tarea que se realiza. Al escuchar una conferencia sobre desarrollo macroeconómico, la actividad cerebral no será la misma que al preparar la cena, o al disfrutar de una pieza de Bach…

De la misma manera que la sangre aporta energía a los grupos musculares al realizar ejercicio físico, el flujo sanguíneo estará a disposición de cada zona cerebral para proveerla del combustible indispensable al llevar a cabo cualquier tarea mental. Es evidente que, para mantener la misma capacidad de rendimiento cerebral al avanzar la edad, se necesita un entrenamiento constante y variado, teniendo en cuenta la organización modular del cerebro.

En este libro encontrarás tanto las bases teóricas como todos los requisitos, desde la alimentación hasta los hábitos de pensamiento, para garantizar un funcionamiento mental óptimo. Además, se incluye un conjunto de ejercicios de entrenamiento adaptados a cada facultad específica del cerebro.

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