El Eneagrama es un camino hacia la luz y la verdad que todos necesitamos vislumbrar para completarnos. Es en realidad una amalgama de nueve caminos, que convergen en uno solo, al que podríamos denominar amor. Uno de estos caminos es el propio de cada individuo, aquel del que hablan los maestros espirituales a lo largo de los tiempos. Carlos Castaneda lo llamó «el camino del corazón». Además de nuestro camino propio, se nos presentan ocho direcciones adicionales para contemplar el rostro de Dios.

El Eneagrama nos invita a desarrollar los dones con los que hemos sido dotados como seres humanos. A través de un juego de luces y sombras, nos provee de los medios para reconocer nuestros atributos propios, tanto los oscuros como los luminosos, y redimirlos hacia la luz y la conciencia pura. Vale la pena intentarlo.

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