La villa de La Guardia, en Jaén, fue conocida anteriormente como Mentesa, y tuvo una gran importancia durante los periodos romano y visigodo. Durante esta época, la diócesis de Mentesa, junto con las diócesis de Baeza, Cástulo y Tucci, enviaron representantes al Concilio de Elvira.

Sin embargo, con el dominio musulmán, la villa comenzó a perder su preeminencia y fue gradualmente arruinada por Abderramán III, debido a los levantamientos contra el poder de Córdoba en la región.

Más tarde, la villa fue rescatada del abandono y recibió el nombre de La Guardia. En ese momento, se convirtió en un valioso baluarte frente al reino nazarí de Granada.

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