¿A qué se podría deber este delirio de nuestros días? El presente volumen intenta mostrar algunas de las causas que nos han llevado hasta aquí, y al mismo tiempo aporta una propuesta de cambio bien concreta: «dejar brotar» para volver a unir economía y ecología.

En primer lugar, es importante destacar que este delirio puede ser resultado de una mentalidad consumista desenfrenada, en la que se valora más la acumulación de bienes materiales que el cuidado del entorno natural. Esta obsesión por el crecimiento económico a cualquier costo ha llevado a la sobreexplotación de los recursos naturales y al deterioro del medio ambiente.

Otra causa de este delirio es la falta de conciencia y educación ambiental. Muchas personas no están informadas sobre los impactos negativos que sus acciones tienen en el planeta, y por lo tanto, no toman medidas para minimizar su huella ecológica. Es fundamental promover la educación ambiental desde temprana edad, para que las futuras generaciones sean más conscientes y responsables con el medio ambiente.

Además, la influencia de los intereses económicos y políticos también juega un papel importante en este delirio. Muchas veces, las decisiones se toman pensando primero en el beneficio económico a corto plazo, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo para el medio ambiente. Es necesario que los líderes y las instituciones promuevan políticas y acciones que prioricen la sostenibilidad y el cuidado del entorno.

Por último, la desconexión entre la economía y la ecología ha llevado a una crisis ambiental cada vez más grave. En lugar de pensar en cómo podemos desarrollar la economía de forma sostenible, nos hemos enfocado en el crecimiento indiscriminado sin considerar las limitaciones del planeta. Es urgente cambiar esta mentalidad y buscar un equilibrio entre el progreso económico y la protección del medio ambiente.

En resumen, el delirio de nuestros días puede tener diversas causas, pero es fundamental reconocer que necesitamos un cambio de paradigma. Debemos dejar de lado este enfoque consumista y comenzar a valorar y proteger nuestro entorno natural. Solo así podremos construir un futuro sostenible y en armonía con la naturaleza.

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