Trente ans después de «La invención de la soledad», Paul Auster mira hacia su trayectoria como sexagenario, convocando la memoria de su cuerpo y las múltiples sensaciones que han habitado y alimentado su imaginario a lo largo de su vida en el mundo material.

Desde este hombre-cicatriz cuyo cuerpo exulta o somatiza, desde este hijo atormentado por la muerte prematura de su padre y el destino caótico de su madre, desde el feliz ciudadano de Brooklyn, esposo y padre plenamente realizado, desde este heredero de una Europa lejana, gran amante del béisbol, fumador empedernido y prolífico novelista, desde este hombre que sufre por no poder o no saber llorar, el lector escuchará elevarse la voz profunda a lo largo de este sutil autorretrato que se libera de las reglas del relato autobiográfico clásico para invitar a un encuentro íntimo y leal bajo el signo de una humanidad compartida.

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