Bruselas, una ciudad con un centro histórico medieval, está compuesta por edificios nobles, elegantes galerías, calles animadas llenas de restaurantes y tiendas… y la Grand Place, un lugar vital y neurálgico al que acuden los visitantes para comenzar su recorrido urbano. Además de deleitarse con la vista, en Bruselas también se disfruta con el gusto. La exquisitez de su chocolate se complementa con una gastronomía tradicional alejada de toda sofisticación, centrada en las papas fritas, los gofres y los mejillones, eso sí, cocinados de cien maneras diferentes, algunas sumamente originales.

Bruselas apuesta por la sostenibilidad y las energías renovables. Su participación en el proyecto Red Verde Europea (REVER) le ha permitido, entre otras cosas, señalizar vías verdes para recorrer a pie o en bicicleta, además de proteger numerosas especies de plantas y animales. Es fácil encontrar hoteles que priorizan el ahorro energético y el consumo responsable, restaurantes que cocinan productos ecológicos, jardines que incluyen huertos urbanos, turismo participativo, infraestructuras accesibles…

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