«El verso es el primer lenguaje de la humanidad, la forma más natural del lenguaje», escribe Ernesto Cardenal en el prólogo de esta Antología de poesía primitiva que nos sumerge en un mundo lleno de formas de vida donde el contacto estrecho con la naturaleza y las tareas cotidianas elementales predominan. Es un mundo en el que la poesía adquiere una categoría de cosmogonía que, por encima de las imágenes, se expresa en símbolos y mitos, y que, incluso en lo aparentemente profano, tiene un sentido místico.

En este volumen se recogen numerosos poemas que fueron recibidos en sueños, trances hipnóticos, bajo los efectos del peyote o inspirados, como en el caso de los esquimales, por las almas que habitan la región de los muertos. La temática variada abarca desde el amor hasta la expresión de solidaridad, desde la descripción de las labores diarias hasta las rogativas destinadas a aplacar los elementos o lograr una curación.

La procedencia de los poemas también es muy diversa, ya que en esta antología tienen cabida culturas tan dispares como la amerindia, la esquimal, la polinesia o la africana. Por lo tanto, son muchas las conclusiones que el antropólogo, el etnólogo o el estudioso de la literatura pueden extraer de esta visión panorámica de la labor poética del hombre primitivo.

Ernesto Cardenal, poeta nicaragüense y una de las voces más importantes de la poesía comprometida iberoamericana, ha aplicado su criterio de creador a esta selección. Por voluntad expresa de Cardenal, este volumen es «un libro de poesía» y, por lo tanto, no contiene referencias bibliográficas, comentarios eruditos ni notas al pie de página.

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