En el año 1962 o 1963, en el Bairro da Bica de Lisboa, Celestino Comprido, un hombre ocupado durante el día como encargado del Armazém de Leilões de la Alfândega de Lisboa y durante la noche como agente de billetes en el Parque Mayer, se llena de alegría. Su alma estalla en un éxtasis de felicidad. ¡Es abuelo! Lina, la hermosa pareja de su hijo Toninho, acaba de dar a luz a un hermoso niño, el orgullo del padre y, por supuesto, también de este abuelo vanidoso.

Junto a sus amigos y compañeros, el chapa y pintura André do Boné, el policía Lucas Dançarino, el ascensorista de Bica Sebastião Canhoto y el tesorero de la aduana Martim Martins, y bajo la atenta mirada de los agentes de la PIDE Mendes y Antunes, Celestino celebra en la tasca del gallego Barnabé este dichoso acontecimiento.

Por otro lado de la ciudad, en la Rua da Guiné, en el Bairro das Colónias, Toninho, el padre del niño, se consume en la locura de su absorbente trabajo como asistente de despachante. Cuenta con la disponibilidad del amable vecino del apartamento independiente, el señor Chico, vendedor de pasamanerías, para acompañar y aliviar la tediosa soledad de su bella Lina.

LA VIDA NO ES PARA LOS NIETOS también destaca por su narrativa irónica acompañada de numerosas notas al pie que hacen referencia, en un registro paralelo, a calles, lugares, monumentos, antiguas costumbres, profesiones extintas, eventos, música y ambientes del siglo pasado que la voracidad del tiempo ha hecho olvidar.

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