Una pequeña oruga se encontraba hambrienta en este cuento. Atravesaba página tras página, devorando todo a su paso. Su apetito era voraz, y no paraba de comer. Hasta que, finalmente, su transformación llegó.

Como todas las orugas, esta también se convirtió en una hermosa mariposa. Pero dejó su huella en el libro, ya que lo había agujereado por completo con su voracidad.

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