Un libro desconcertante, familiar, que se nos revela como una presencia benéfica. Está ahí, menos difícil de escalar que el Everest.

El libro plantea el «problema de Dios» desde la propia experiencia vital de su autor. Emmanuel Carrère busca incansablemente a través de la lectura de los grandes místicos como el Maestro Eckhart y las grandes tradiciones religiosas como el hinduismo, el budismo y el cristianismo. También se sumerge en prácticas como el yoga y la meditación, y busca el encuentro con personas afines a sus inquietudes espirituales.

Para abordar los textos místicos y sagrados, Carrère se apoya en autores como Mircea Eliade, Henry Corbin, Jean Varenne y Louis Massignon, confrontándolos con la filosofía griega y del siglo XX, desde Nietzsche hasta Martin Heidegger y Hannah Arendt.

El «problema de Dios» se aborda desde una doble perspectiva: la del Dios antropomorfo y personal, y la del Dios impersonal, sin forma ni figura. Carrère centra su argumento en el segundo enfoque. Su libro trata del Dios al que se llega por la cara norte de la montaña, el Monte Carmelo de San Juan de la Cruz. La cima se alcanza mediante una ascensión que implica un proceso de reducción y negación. Este es el camino mostrado por la teología negativa o apofática, que busca describir a Dios a través de la negación de todas las cualidades humanas.

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