VER ES CREER
En el siglo XVII, España experimentó una de las campañas de propaganda más impresionantes que Occidente había presenciado. En un corto período de tiempo, la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, que no fue oficialmente reconocida por la Santa Sede hasta 1854, se convirtió en la devoción más querida por los habitantes de la Península Ibérica.
El primer estallido del concepcionismo se produjo en Sevilla en 1616, y fue entonces cuando Felipe III decidió crear la Real Junta de la Inmaculada Concepción y colocar a los Habsburgo a la vanguardia de la defensa de la pureza de la Virgen. A partir de ese momento, la Corona organizó sucesivas misiones diplomáticas para persuadir a los papas de que definieran la creencia como dogma, aunque finalmente no lo lograron.
Lo más sorprendente de todo este proceso fue que, durante el mismo, esta doctrina abstracta sedujo a toda la sociedad española. El libro «Ver es creer» analiza la socialización de la creencia en la Inmaculada Concepción de la Virgen en la España del Siglo de Oro, pero no desde la perspectiva de la historia política, sino como un fenómeno de popularización de una devoción a través de medios visuales y performativos.
Con este objetivo, el libro investiga las estrategias empleadas por las artes, la literatura y la cultura festiva para transformar una doctrina abstracta en un símbolo capaz de despertar los afectos de toda la sociedad peninsular.
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