Al final de la Edad Media, los hidalgos alaveses apenas representaban una cuarta parte de la población. Sin embargo, durante el siglo XVI, la hidalguía se extendió a todos los vizcaínos y guipuzcoanos, debido a su origen en ambos territorios.

En este libro se investiga sobre los hidalgos alaveses, tanto hombres como mujeres, que vivían en las aldeas y se dedicaban a trabajar la tierra o a realizar oficios artesanales y comerciales. A pesar de su condición, tenían los mismos privilegios que la gran nobleza del reino castellano, como ventajas procesales, exención fiscal e inmunidad ante el encarcelamiento por deudas, entre otros.

Estos hidalgos alaveses eran tan ricos o tan pobres como algunos de sus vecinos pecheros, con quienes a veces tenían parentesco. Sin embargo, constituían la élite de la sociedad rural alavesa y monopolizaban los resortes del poder concejil, desde los cuales defendían sus privilegios.

El libro, resultado del trabajo en equipo de un grupo de investigación de la Facultad de Filología, Geografía e Historia de la Universidad del País Vasco, transcribe y edita treinta documentos de archivo, que abarcan desde los años 1332 hasta 1521. Además, ofrece una introducción histórica a cargo de Jose Ramón Díaz de Durana.

Confiamos en que este estudio permita al lector comprender la evolución de los hidalgos alaveses y entender no solo por qué la hidalguía no se generalizó en Álava, sino también, y especialmente, cómo y de qué manera estos hidalgos lograron mantener sus privilegios, conocidos como «honra de hidalgos», a costa del resto de la población, a la que se referían como «yugo de labradores», y cómo consiguieron perpetuarlos durante los siglos siguientes.

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