Gianni estaba convencido de que «los errores no se encuentran en las palabras, sino en las cosas; debemos corregir los dictados, pero sobre todo debemos corregir el mundo»; de aquí nacen las historias y las rimas de este libro lleno de personajes divertidos y estrafalarios, y lleno de errores ortográficos y gramaticales. Pero no se asusten: para corregir los errores, el «maestro» Gianni utilizaba una valiosa gramática de la fantasía, capaz de permitir a todos, a través de la sonrisa, el uso total de la palabra «no porque todos sean artistas, sino porque nadie sea esclavo».

¿Vale la pena que un niño aprenda llorando lo que puede aprender riendo? Si se recogieran todas las lágrimas derramadas en los cinco continentes por culpa de la ortografía, saldría una cascada que se podría aprovechar para obtener energía eléctrica. Pero me parece que sería una energía demasiado cara. Los errores son necesarios, provechosos como el pan y, a menudo, incluso bonitos como la torre de Pisa. Este libro está lleno de errores, y no solo ortográficos. Algunos se ven a simple vista, otros están escondidos como acertijos. Hay en verso y hay en prosa. No todos son errores infantiles, y eso responde a la realidad: el mundo sería precioso si solo se equivocaran los niños. Entre padres nos lo podemos confesar, pero tampoco está nada mal que los niños lo sepan.

VER PRECIO EN AMAZON